viernes, 18 de octubre de 2013

Amar despierto


—Te quiero.
El sol recorre el cielo. Abajo, igual: luces y sombras. El perro descansa al abrigo del porche y al olor de su dueño; el gato, más alejado, da vueltas y brincos detrás de su rabo. Callan los pájaros a la hora de la siesta y chirrían las maderas del piso y de la mecedora con el balanceo. Va y viene, acunado por el vaivén, y antes de que el sopor lo atrape, apura el <<te quiero>>. No desea amar sólo en sueños.
—¿Me oyes?, te quiero.

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